El Universo Espiritual

Publicado en Noviembre 1997, revisión Agosto 2010

Escrito por Ernesto Rosati Beristáin

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                        Inicio

*Tesis filosófica del Ser en función del Espíritu.

*Análisis y síntesis del ser humano considerando la existencia del espíritu.

*Antropología humana de acuerdo a estos descubrimientos.

 

 

*Concilio Filosófico

Antecedentes                                                   50

El Problema Del Ser                                       52

El Problema Del Conocimiento                     54

El Espíritu y la Lógica                                    57

El Alma y su Estructura                                 59

La Conciencia Espiritual                                63

 

 

*Enunciados Espirituales

El Bien y El Mal                                             65

El Amor                                                          69

La Felicidad                                                    72

La Verdad                                                       74

La Fe                                                               76

La Libertad y La Inocencia                            78

La Justicia                                                       81

La Vida y La Muerte                                      84

 


 

Concilio Filosófico

                       

Antecedentes

 

 

Tesis conciliatoria de la filosofía derivada del conocimiento del Universo Espiritual.

 

Dios es espíritu y es verdad. Llegará el día que todos conoceremos a Dios y no será necesario decir conoce a Dios, porque todos le conoceremos; Para que seamos hijos de Dios, tal y como Él es, para su gloria, librándonos de la muerte, porque el cuerpo para morir nace, pero el espíritu nace para vida eterna y paz.

 

La total comprensión de la realidad es la sabiduría que busca la filosofía, ya que es la ciencia que se encarga de encontrar las explicaciones de la realidad, determinando los principios en que se fundamenta y alcances en que se realiza, ya que es una ciencia que su objetivo es el conocimiento metódico, sistemático y comprobado de la realidad, para lo cual parte del conocimiento empírico o del sentido común, proporcionado por las sensaciones que experimenta, percibe e intuye, conocimiento que en la medida que se comprueba, se convierte en sistemático o científico, con el que se puede reflexionar sobre la intención que da origen y propósito de las sensaciones que se perciben; lo que unificaría el sentido de todos los eventos, pudiendo llegar al conocimiento en su esencia espiritual, al conocimiento filosófico.

 

Todo conocimiento racional llámese empírico, sistemático o esencial, forma parte de la filosofía, ya que son necesarios todos los tipos de conocimiento para poder comprender en su totalidad la realidad y alcanzar la sabiduría.

 

Las manifestaciones que se producen en los tres contextos, provocan las sensaciones que independientemente de la percepción que podamos tener de las mismas forman la realidad del Universo, así se puede comprender que exista una realidad distinta para cada uno de nosotros, porque la realidad está condicionada al tiempo y al espacio en el contexto material, así como a la conciencia de las sensaciones y al conocimiento del origen y propósito de cada una de la obras y al conocimiento de Dios; pero independientemente de la conciencia que tengamos de su existencia, existen; por lo tanto la conciencia esta primeramente ligada a las sensaciones en una conciencia empírica, pero en función del conocimiento se desarrolla una conciencia sistemática, y cuando se comprende la esencia de las mismas sensaciones, la conciencia alcanza su mayor desarrollo, ya que con este conocimiento podemos decidir conscientemente a partir de la esencia de los actos y actitudes, pudiendo elegir lo que mejor nos conviene.

 

Aunque no se conozca la esencia de las sensaciones, la conciencia en su forma empírica nos llama la atención en cuanto a lo espiritual, ya que desde su forma más elemental la conciencia está ligada con el espíritu a través de los sentimientos, sirviéndonos de guía para conocer la verdad absoluta del Creador, pudiendo distinguir lo que está bien de lo que está mal desde su esencia, por lo que también se puede comprender lo que está escrito en la Biblia, cuando dice que la conciencia es la voz de Dios, refiriéndose a nuestra forma más elemental de conciencia.

 

La palabra filosofía deriva de las raíces griegas: Phylos = anhelo y Sophya = sabiduría, su significado etimológico es: anhelo de sabiduría, pero se ha confundido su interpretación al considerar la palabra Phylos como amor, cuando los Griegos tenían tres palabras para interpretar de acuerdo a su origen, lo que nosotros consideramos como "amor"; "Eros" para distinguir lo sensual o sexual, que es puramente físico, "Phylos" que significa deseo o anhelo que es racional, y Ágape que es el absoluto amor, que es de Dios y es espiritual, pero en la época en que Platón y Aristóteles desarrollan su concepción acerca del hombre considerándolo cuerpo y alma, el amor Ágape ni se consideraba ya que es hasta la época de los apóstoles cuando se define y su uso se generaliza pero como no había una tesis filosófica que sostuviera la existencia del espíritu, no se le considero más que como una religiosidad posteriormente, causa de la confusión que en el sentido espiritual todavía prevalece, porque no se pudo fundamentar correctamente este conocimiento, cayendo en mitos y confusión, por lo que los creyentes también se confundieron considerando que el amor Ágape, era exclusivo de Dios (como lo declara Tomas de Aquino), o de los dioses como lo declara la mitología, ya que para ellos entre Dios y los hombres, existe un abismo que marca en si una completa diferencia entre los dos.

 

Es innegable que la falta de definición del espíritu, es la razón por la que muchos consideran a Dios imaginario, un fetiche de buena suerte; y lo imaginaron y lo siguen imaginando de muchas formas, como que el espíritu son muchos dioses que en conjunto es uno solo, pero incognoscible e inalcanzable,  lo cual es bastante desesperanzador; por lo que el amor Ágape, ¡el amor de Dios!, paso a ser una simple religiosidad, siendo además la diferencia insorteable entre la ciencia y la religión; cuando el amor Ágape, es el amor espiritual que es él nos da a entender a Dios, como un ser real, cognoscible y alcanzable, que no nos es ajeno, sino que puede ser en nosotros, nuestro propio ser, hijos de Dios, engendrados de su propio Espíritu, herederos de su naturaleza; lo que nos abre las puertas del entendimiento, para que sujetándonos al absoluto y eterno Dios, encontremos la verdadera razón de nuestra vida.

 

 

 


 

El problema del Ser

 

 

La Metafísica es la ciencia encargada del estudio de la estructura de la realidad, que de acuerdo a las sensaciones distinguen al cuerpo del alma y del espíritu, y al Universo desde toda su perspectiva, en intención, concepto y expresión, que lo constituye como un ser; ya que el Ser se forma por el conjunto de los elementos que lo constituye, por lo que el humano es un ser, así como cada animal y planta, mas también la humanidad en su conjunto, constituimos un ser social, y también existe un ser divino que se forma de la vida espiritual y el alma, y un ser maligno que tiene su origen en la muerte espiritual y el alma, por lo que el universo se constituye en ser, pero el que dio origen al universo y a todos los seres que existen, reales o imaginarios es Dios; el Ser absoluto y eterno, superior a todo, Creador de todas las cosas. El problema del Ser ha sido conocer su esencia, para descubrir su verdadera estructura, que viene a constituir su realidad, si se define correctamente al Ser que se quiere conocer, la metafísica podrá entonces explicar su realidad.

 

La Metafísica para su estudio se divide en tres grandes ramas:

 

a) La Cosmogonía pretende explicar el origen de todo lo que existe, en función de los principios que de las evidencias se puedan deducir, para tratar de descubrir de que están hechas todas las cosas, y como es que surgió la diversidad de seres y tipos de naturaleza, pero debido a su limitada concepción del Ser, exclusivamente se dedicó a explicar a la naturaleza física, sobre la base de unos pocos de sus principios, obteniendo un conocimiento muy limitado en cuanto a la naturaleza de las cosas, ya que se basaron sus estudios de acuerdo a la apariencia de las mismas. Si se considera el conocimiento espiritual, se tiene un contexto infinitamente más amplio, ya que la Cosmogonía ha pretendido explicar la realidad, habiendo definido solamente a lo material y lo racional, sin haber descubierto su esencia y por lo tanto los principios en que fundamentar todo lo que existe, ya que la única forma de establecerlos correctamente, es conociendo el fundamento espiritual, la esencia que dio origen al evento; pero aunque parezca increíble, es a partir del conocimiento empírico, que nosotros podemos conocer la esencia de las cosas ya que es un conocimiento elemental, evidente; pero si partimos en nuestra lógica, de ideas que por definición se obtienen, premisas oscuras y difusas sin una clara concepción, sin considerar las evidencias empíricas, entonces no podremos nunca acertar en la correcta explicación de todo lo que existe.

 

b) El Raciocinio pretende comprender la complejidad de todas las cosas sobre la base de principios racionales (conceptos generales); a diferencia de la Cosmogonía, el Raciocinio no busca encontrar principios evidentes, sino principios racionales por medio de los que se hiciera posible la comprensión de la complejidad de las cosas; si las evidencias fundamentan el conocimiento cosmológico de las cosas, la lógica fundamenta al conocimiento racional, que fundamenta a su vez al conocimiento científico en su estructura.

 

c) La Teología tiene por objeto el estudio del Ser infinito, superior y del que todos dependen; el principio primero y la causa más elevada, se le ha definido como la "ciencia de la sustancia eterna, inmóvil y separada que es Dios", pero esta apreciación no es correcta, ya que se toma desde la perspectiva de Parménides, que declara que "el movimiento es imposible ya que sólo es apariencia", y es que parte desde la perspectiva materialista, que está sujeta al tiempo y al espacio, porque considera que al haber movimiento se deja de ser, pero en realidad no deja de ser sino sólo en esa perspectiva, ya que en verdad sigue siendo, porque el tiempo y el espacio es solamente un parámetro de la expresión, desde el que no se puede comprender de la totalidad del ser. Heráclito, en cambio considera que lo esencial en la naturaleza es el movimiento, "es el cambio en sí mismo", si la esencia es verbo que es intención, entonces es evidente que a toda acción le precede una intención, motivo del cambio esencial del ser, sea cual sea; por lo que esta tesis sustenta lo dicho por Heráclito, ya que el cambio no deja de ser para sí, porque el verbo en sí mismo es eterno pero no es inmóvil, porque ser inmóvil es no ser en realidad; además esta sustancia, no está separada, estamos inmersos en Dios, en su sustancia que es la esencia de todas las cosas, por lo que la perspectiva de Parménides y de tomas de Aquino al declarar a Dios como incognoscible e inalcanzable es completamente falsa; porque la teología como ciencia formal debería de fundamentar el conocimiento cierto y verdadero del único Dios Absoluto y eterno, para resolver este dilema.

 

Los filósofos alemanes en el siglo XVII, utilizaron el nombre de ontología para nombrar la ciencia que se encarga de determinar el tipo de entidades que constituyen la estructura de la realidad, sus características, relaciones y clase a la que pertenecen, que no es más que la Metafísica en su conjunto, es decir la unión de la Cosmología, el Raciocinio y la Teología en una tesis Universal, que no es más que la misma filosofía pero que busca por medio de las apariencias a las que llama causas, explicarlo todo, ya que lo que trata en realidad es separarse de la Teología porque no creían en Dios, considerando ser supremo al Universo ya que en él dicen, está el origen de la evolución y consideran que el ser absoluto es inmóvil, por lo que estaría muerto, lo que ya demostramos que es falso; pero como tomaron los principios de Parménides, es lógico que estén equivocados en su interpretación. Desgraciadamente el término metafísica ha sido utilizado con demasiada libertad, tanto dentro como fuera del ámbito filosófico, lo que origina su excesiva generalidad y vaguedad; además al no haber establecido debidamente los principios cosmológicos (las evidencias en que soportar todos estos estudios), se han formulado interrogantes que solo pueden ser contestadas por pura especulación racional, sin tener la posibilidad de verificar sus enunciados, es precisamente por esto que es indispensable fundamentar con evidencias incontrovertibles, simples y universales esta tesis, para poder alcanzar un conocimiento cierto, correcto y comprobado de lo que aquí se enuncia.

 

 

 

El problema del conocimiento

 

 

Conocer a Dios es la vida eterna. Dios crio hijos y los engrandeció y se rebelaron contra Él, el alma del hombre no entiende, su pueblo se perdió por falta de conocimiento. Cuando venga el Espíritu de verdad, él nos guiara a toda verdad; porque no hablara por su propia cuenta, sino que hablara todo lo que oyere y nos lo hará saber. En estos días el misterio de Dios se consumara, como él lo anuncio a sus siervos los profetas. Y todas las iglesias sabrán que Él es el que escudriña la mente y el corazón; y nos dará a cada uno según nuestras obras.

 

En el siglo XVII la problemática en torno al conocimiento pasa a ocupar un lugar preponderante, cuando la filosofía al no haber podido definir la estructura de la realidad, empezó a considerar que antes era necesario determinar si el ser humano es capaz o no de conocer realmente al mundo, con lo que surge la Epistemología, que no es más que la teoría del conocimiento, entendida como una disciplina filosófica especial en la que se parte del alma, que es la parte racional del ser, en vez de la totalidad del Ser; buscando su estructura y las leyes que rigen al contexto racional en particular, para tratar posteriormente de explicar lo que no se había podido, que es la totalidad de la realidad, buscando proporcionar los criterios capaces de precisar lo que puede ser conocido; revelando al hombre lo que está en condiciones de conocer.

 

Desgraciadamente las primeras fronteras del conocimiento están dadas desde sus definiciones ya que algunas versiones consideran al conocer, como el proceso por el cual un sujeto aprende intelectualmente un objeto y como no se considera a lo subjetivo dentro de esta consideración, se pierde la perspectiva de lo que significa conocer, ya que el conocimiento se da en un espacio en el que caben los conceptos objetivos como subjetivos; materiales, racionales o espirituales, lo que amplia infinitamente el significado de conocer respecto a esa forma de concebirlo; ya que conocer es lo que entendemos de todo lo que sentimos, pero si no lo entendemos, simplemente no lo conocemos.

 

La epistemología, clasifica de acuerdo a sus generalidades, dos clases de conocimiento: el proposicional cuando se habla de saber qué o saber por qué, partiendo de información obviamente verídica, y el operacional que consiste en saber hacer o saber cómo, consistente en la adquisición de destrezas o habilidades y la correcta aplicación de técnicas o estrategias; cuando se tiene un concepto más amplio de la existencia, podemos considerar que la Epistemología es proposicional, cuando busca formar sus propios conceptos de acuerdo a lo que podemos sentir e interpretar, y es operacional cuando busca expresar esos conceptos con alguna técnica o con la creatividad, tanto en lo material, como en lo racional y lo espiritual; con lo que el conocer queda dividido en el que se adquiere como conocimiento y en el que se expresa como criterio, en cualquier contexto.

 

Los filósofos contemporáneos han rechazado la pretensión de un conocimiento cierto y absoluto del universo, "porque dicen que nadie está a salvo de equivocarse", y como la ciencia no había podido explicar la existencia del ser absoluto y eterno que es Dios, no había manera de definir un criterio que fuera el fundamento lógico para esta apreciación; pero esto se dedujo por el punto de referencia que consideran para su estudio, porque no es posible partir de la razón, y mucho menos de un razonamiento elaborado, para establecer los principios del Ser en su universalidad, y descubrir cada uno de los contextos que lo constituyen; porque un razonamiento elaborado fundamentado en supuestos, para empezar no es evidente; en cambio si partimos de las sensaciones y del sentido común, como elementos de juicio para establecer estos principios, entonces sí es posible establecerlos, ya que parten de la forma más elemental de la razón y el pensamiento.

 

Los filósofos que tienen en la epistemología, la forma de descubrir lo que puede ser conocido, se fundamentaron en la teoría de la relatividad de Einstein, lo que ha limitado al entendimiento, ya que la relatividad al tratar de fundamentar el entendimiento de la realidad, solamente limitó al conocimiento, ya que la relatividad sólo puede ser aplicada al universo material, que es donde se fundamenta su aplicación; porque dentro del contexto racional o el contexto espiritual, su fundamento se vuelve invalido y por tanto es necesario considerar al conocimiento del Absoluto, dentro de la concepción universal, con un criterio más amplio; para poder conocer la realidad desde cualquiera de sus contextos.

 

La epistemología se subdivide en otras ciencias para su entendimiento; la lógica que descubre los principios del razonamiento, la axiológica o teoría de los valores, la ética o filosofía de la moral y la estética, que se ocupa de la esencia de lo bello, sin embargo esta ciencia que partió del conocimiento evidente, que es obviamente verídico, estuvo limitado por un entendimiento parcial de las sensaciones y una argumentación que limitó ese conocimiento, que proporcionaron filósofos como Platón y Aristóteles en su concepción acerca del hombre, por lo que la lógica no parte solamente del conocimiento empírico sino en muchos casos de una apreciación mediata, que en este caso ha estado limitada, por lo que obviamente ha estado equivocado; lo que en consecuencia limitó al conocimiento y al criterio, la falta del entendimiento del espíritu.

 

La filosofía que busca por medio del saber racional abandonar el mito, en términos reales no lo había conseguido, se siguen adorando imágenes, creyendo en supersticiones, siguiendo tradiciones sin conocer su significado y su certeza, buscando respuestas en sueños, cuando con el sentido común podríamos revalorizarlo todo correctamente; por lo que también se ha supuesto que la rencarnación exista o que la resurrección de los muertos sea un evento físico; Mitos todos, que han trascendido en la humanidad, porque no se fundamentó correctamente la filosofía. No me corresponde juzgar a los hombres que dieron origen a esos conceptos, quiero pensar que no existieron los elementos para revelar los misterios del espíritu, y que esos actos que han humillado a la inteligencia del hombre, ahora pueden ser transformados al reconocer en este tiempo la sencillez de Dios y de sus conceptos.

 

Este es el tiempo de establecer científicamente al conocimiento espiritual, aprovechando que la ciencia y la tecnología ha evolucionado de manera tan vertiginosa, que podemos comunicar este conocimiento de una forma simple pero contundente; es cierto que por lo evidente de este conocimiento, las mismas deducciones se pudieron dar en cualquier época; porque el conocimiento espiritual es elemental, extraído casi en su totalidad del sentido común, y lo cierto es que esto que explico científicamente ya se había expuesto metafóricamente en la Biblia, pero antes no existía ni el lenguaje, ni las pruebas que ahora utilizo, por lo que es hasta ahora que Dios ha dispuesto que esto suceda.

 

 

 


 

El Espíritu Y La Lógica

 

 

Antes de continuar hagamos un pequeño ejercicio de análisis de lo que es la lógica, porque en nuestra cultura la confusión y la oscuridad de sus razonamientos, no nos dejan evolucionar en el verdadero entendimiento de la realidad; La lógica tiene su origen con Aristóteles, quien la define y la ordena, dividiéndola para su comprensión en "lógica formal", que tiene la función de lograr que la forma de razonar sea correcta, y la "lógica material", que busca que el razonamiento sea verdadero, concluyendo que el pensamiento debe ser objetivo, correcto y verdadero. Posteriormente divide los razonamientos de acuerdo a la comprensión, la extensión y la precisión, y los liga con sus premisas de la siguiente manera:

 

Por su comprensión:

característica

premisa

ejemplo

positivos

entidad

vida

negativos

privación

muerte

simples

un solo elemento

ser

compuestos

varios elementos

hombre

complejos

varios conceptos

hombre sabio

incomplejos

un solo concepto

bestia

concretos

con sujeto

el hombre blanco

abstractos

sin sujeto

blanco

 

Por su extensión:

trascendente

aplica a todo

ser

universal

aplica a una especie

hombre

particular

aplica a un grupo

caucásico

singular

se aplica a uno

Juan Hernández

 

Y por su precisión:

Claras

A la noción que permite discernir la cosa representada

Alguien

 

Oscuras

A la cosa que no consiente ese discernimiento

Algo

 

  Distintas

Que no hay ocasión de ponerlo en duda

Evidente

Confusas

En las que cabe de acuerdo con sus argumentos la duda

Supuesto

 

 

El problema de la lógica es que sólo estaba referenciada en un plano bidimensional (materia y pensamiento), decir que el razonamiento debe ser objetivo sin considerar que también somos seres subjetivos y que nuestro razonamiento puede ser subjetivo, correcto y verdadero, no nos permite conocer al espíritu en su contexto y trascendencia, porque no se podía definir dentro de la lógica. El Universo Material está determinado en nuestros razonamientos con la ayuda de los sentidos, de acuerdo a la apariencia de las cosas, por medio de las que hemos definido las tres dimensiones en las que se conoce este contexto, y hemos imaginado sus proporciones y alcances, pero este Universo está inmerso en otros dos contextos que existen, que son el Racional y el Espiritual, que también nos forman, pero que por la falta de definición en el pasado, no pudimos discernir los límites y alcances de nuestro propio Ser, por lo que el razonamiento uso premisas oscuras y confusas al tener que imaginar el significado de eso que sentían, como resultado de ignorar a estos contextos.

 

La confusión que da lugar a dudas es el origen de nuestro pecado, porque de acuerdo a nuestra forma de concebir la vida, emitimos juicios a favor o en contra de lo que otros hacen; porque el juicio es para discernir, no para condenar, porque el que condena se asume como juez de los demás, cuando el que sabe sólo tiene derecho de enseñar, lo que demuestra que no sabe y solo puede defender una postura oscura y difusa que solo puede imponerse por la fuerza. “La fe que tú tienes, tenla para contigo mismo delante de Dios, bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba, más el que duda al respecto y come, es condenado, porque no lo hace con fe, porque todo lo que no proviene de fe es pecado”.

 

Los razonamientos oscuros que no aceptan el discernimiento, son lo que han marcado a la religión; el oscurantismo fue el resultado del juicio de los hombres separados de Dios, a los hombres; porque a Dios no se le podía discernir correctamente, lo que es muestra inequívoca de su pecado. Pero Dios ha tenido misericordia y ha traído luz en medio de la oscuridad, para el discernimiento del bien y del mal, en cada conciencia; para que el alma entienda al espíritu como algo distinto, algo a que aferrarse, para poder librarse de la duda, del pecado y de la muerte.

 

Cuando no se ha discernido correctamente lo que sentimos, podríamos atribuirlos a infinidad de razones, todas con excepción de la correcta... falsas, y la incertidumbre causara temor, por desconocer los principios que motivan los actos; en el caso de un mal físico si desconocemos las causas y su tratamiento, podremos estar conscientes del dolor pero no podremos hacer nada al respecto, porque la falta de conocimiento crea una sombra en la conciencia, una premisa oscura y confusa que produce incertidumbre y miedo; en cambio cuando estamos conscientes de nuestro entorno, sabiendo que es lo que nos provocara un bien o un mal, nos desenvolvemos con mayor libertad, evadiendo con certeza muchas de las dificultades que se nos presentan, porque los conocimientos son el instrumento que el alma conscientemente puede utilizar; si no se ha podido discernir lo espiritual, se desconocerá lo esencial, pero si se conoce en verdad, entonces podremos enfrentar los problemas que se nos puedan presentar desde su esencia, sabiendo que en el amor y la verdad están las poderosas armas para defenderse de cualquier mal y la esperanza que necesita el alma para enfrentarlo con toda paciencia y templanza, sabiendo que la vida espiritual es la única vida que podemos conservar.

 

 

 

El Alma Y Su Estructura

 

 

El Alma y todo el contexto racional va de lo trascendente a lo singular porque está formada de conceptos, conceptos objetivos en la forma de entenderlos y subjetivos en su contexto, que se desarrollan desde su esencia más profunda hasta su última expresión; incluso los niños desde sus primeras reflexiones, ya que al sentir hambre o frío, reflexionan desde lo más profundo de su corazón y expresan el llanto, porque siempre está presente el sentimiento en el razonamiento; pero se ha cauterizado a la conciencia y se han dejado de considerar los sentimientos, al haber sido engañados por la cultura que hemos heredado, llena de ideales, pero sin valores ni principios que nos hagan entender lo valiosos he importantes de los sentimientos por desconocer a Dios.

 

El contexto Espiritual es subjetivo y trascendente, determinado por su contexto que es absoluto, al que sentimos por medio de los sentimientos, que son los medios que la razón tiene para poder discernir lo espiritual, porque al igual que los sentidos captan una realidad independiente de la razón que interactúa en nosotros, si hay amor u odio vamos a sentirlo, como se siente el frío o el calor; y así como estos contextos actúan sobre nosotros, nosotros actuamos física y espiritual para producir estos efectos en nuestro entorno hacia los demás, por lo que podemos concebir que la lógica sea también subjetiva, correcta y verdadera en el contexto Espiritual.

 

El alma tiene dominio físico, racional y espiritual desde la concepción, pero sólo a través del conocimiento la conciencia y el subconsciente pueden alcanzar su verdadero potencial; para lograr la conciencia plena necesitamos entender lo que está sucediendo en la realidad, y sobre la base de estos conocimientos surge la individuación manifiesta en el ego, que es el yo soy de cada uno de nosotros, sin embargo en caso de desconocer parte de nosotros, sea en apariencia, ciencia o esencia, esta conciencia plena no se puede lograr, porque si se limita el conocimiento solamente a lo empírico, reconociendo las sensaciones de nuestro entorno, pero sin poder entenderlas, no podremos lograr un domino propio en la mente, con el que se pueda libremente decidir lo que está bien o lo que está mal.

 

La conciencia se divide en tres partes como el resto de nuestro ser. constituyéndose en conciencia física, racional y espiritual, dependiendo del tipo de sensación que estemos percibiendo, así conoceremos, reflexionaremos y deduciremos; creando los conceptos que pasarán a formar parte del subconsciente, ya que el subconsciente se forma de los conceptos que consciente o inconscientemente vamos adquiriendo, porque existe una Conciencia primaria aun antes de formarse el ego, Conciencia que nos forma y regula elementalmente, que inmediatamente conforme es, pasa a ser parte del subconsciente, desde que somos concebidos hasta que el cuerpo muere, pero también vamos adquiriendo conocimientos por imitación, como  parte de la cultura, en una serie de condicionantes dadas genética, circunstancial y espiritualmente; que son el medio de aprendizaje y la limitación de nuestro entendimiento, por lo que el subconsciente también regula funciones inherentes al cuerpo, el alma y el espíritu, aun cuando muchos de sus argumentos hayan ido adquiridos inconscientemente.

 

El conocimiento se vuelve oscuro y difuso cuando se aprende por imitación, es claro que la conciencia primera es intuitiva y elemental, pero cuando imitamos sin saber la verdad que asiste a ese comportamiento o a ese razonamiento, este se convierte en un acto inconsciente; y esto ocurre en todos los niveles de conocimiento, por lo que la suposición ocupa gran parte de nuestra cultura, es por esto que se tuvieron que definir como razonamientos oscuros y difusos a muchos de nuestros argumentos, que son verdaderos enigmas, o dicho de otra forma, argumentos de los que todos dudan y a todos confunden, que fundamentan a la cultura con la que nos educan.

 

El conocimiento reflexiona primero en la apariencia, pero conforme se profundiza, canaliza los actos inconscientes de acuerdo a las razones lógicas y no sólo imita lo que percibe, desarrollando al cuerpo y alma de manera reflexiva, sin embargo para que se desarrolle la conciencia del espíritu, es necesario un conocimiento más profundo y reflexivo sobre todo aquello que sentimos, porque las leyes y principios espirituales siguen rigiendo su contexto, pero por la falta de un conocimiento cierto acerca del espíritu estamos confundidos; por lo que es indispensable discernir correctamente desde las sensaciones más elementales, hasta las más profundas razones, para que nuestro conocimiento sea verdadero y pueda guiar correctamente al Ser, en lo que necesita entender de todo ese contexto; porque si consideramos las verdades espirituales en nuestra conciencia, estos razonamientos claros y distintos, pasaran a ser actos ciertos en el subconsciente, en los que no exista temor o incertidumbre, porque se habrá reflexionado correctamente, haciendo de nuestros actos verdaderos actos de fe, lo que nos da la seguridad que necesitamos para que no exista ninguna duda, quitando las premisas oscuras de nuestros entendimientos.

 

Conciencia:

 

Conciencia material

Conciencia racional

Conciencia espiritual

sentidos

emociones

sentimientos

 

C  O  N  O  C  I  M  I  E  N  T  O  S  => SUBCONCIENTE

 

IMITACION

CULTURA

DOGMA

Inconsciente material

Inconsciente racional

Inconsciente espiritual

 

 

Conforme conocemos, el inconsciente es menor porque conforme la conciencia actúa, el subconsciente valora y certifica los actos, pensamientos e intenciones que pudiéramos tener; siempre va a existir un área desconocida, pero si lo esencial está claro y cierto, no habrá cosa alguna que espiritualmente nos haga dudar, lo que también nos dará una mayor seguridad en lo que se refiera a lo físico y lo racional.

 

La conciencia de acuerdo a lo que percibimos se divide en:

·         Elemental, que son las sensaciones de las cuales generalmente estamos conscientes,

·         Racional, si conocemos las razones que producen esas sensaciones y

·         Esencial, en caso de conocer las intenciones que dieron origen a esas sensaciones, llegando a estar conscientes de la esencia misma de las cosas.

 

El conocimiento de acuerdo criterios universales se ha dividido en:

ü  "Sentido común" que es una apreciación espontánea, que se refleja de una realidad dispersa y la cultura comunica como un convencionalismo;

ü  "Científico" que es un conocimiento metódico, sistematizado y comprobado, que por falta de criterios adecuados no se ha aplicado a contextos subjetivos; y

ü  "Filosófico", que es una apreciación reflexiva, de una realidad unificada, que se justifica racionalmente, porque exige someter todo argumento explicativo a principios lógicos que determinen su validez.

 

Estos criterios sirven para definir si los conocimientos son válidos, pero como ya mencione, la falta de entendimiento de Dios y el espíritu, para la concepción y prueba de los contextos subjetivos, llámense racional o espiritual, ha creado un vacío en la correcta apreciación del Ser; porque aunque este conocimiento es verdadero, la comprobación es personal, por lo que son indispensables los argumentos que fundamenten nuestros criterios, para conocer fehacientemente a Dios y lograr la concepción de nuestro espíritu, incontrovertible prueba de nuestra esperanza.

 

El conocimiento nos brinda la seguridad de la certeza en nuestros actos, y conforme elevemos la conciencia de lo singular a lo trascendente esta seguridad será mayor, porque si desconocemos el verdadero valor de lo trascendente en nuestro Ser, es muy probable que lo aparente ocupe un lugar preponderante en nuestra escala de valores, por encima de las intenciones, ya que en la confusión de las ideas, no consideran que lo trascendente sea lo más importante para su desarrollo; ya que por falta de conocimiento se ponen a las sensaciones físicas por encima de las espirituales, y en este desorden se desata una guerra entre la carne por sus pasiones, en contra del espíritu en sus intenciones; este conflicto de valores, que pone a los deseos de la carne en contra de la esencia misma de los actos, es la consecuencia lógica de nuestra civilización, porque el hombre cuando ya maduró, va a poner a sus instintos sexuales como la guía de su conducta, y ya que al poder y la fama siguen hombres y mujeres para sentir que valen más que los demás, piensan que van a obtener a o a las parejas sexuales que desean, por los ideales que menosprecian a los sentimientos, al no entender el verdadero valor de sus propios espíritus; y es que no se puede ordenar la conducta sin una escala de valores en el que Dios la fundamente, y como el hombre teme a lo que no conoce y entiende, sus miedos terminan por provocar toda clase de maldad; mentira o coraje, que provoca toda clase de hipocresía y agresividad, cuando quiere conseguir eso que desea.

 

Cuando conocemos la verdadera esencia de lo que somos, tenemos la libertad de ser en esencia, ciencia y apariencia, porque conocer la esencia implica el entendimiento de la apariencia con una lógica perfecta, pudiendo ser exactamente lo que debemos ser, gozándonos en la formidable libertad que de ninguna otra forma podemos alcanzar; porque el sacrificio de Jesús en la cruz, sin el conocimiento de la esencia carece de un significado universal, por lo que es necesario entender el espíritu con el que se realizó, porque si desconocemos o confundimos sus verdaderos propósitos no podremos apreciar y atesorar el acto supremo y sublime para el perdón de nuestros pecados, que nos dio en su vida y en su muerte, como el testimonio que necesitamos para entender lo que es verdaderamente valioso e importante, para resucitar a nuestro propio espíritu y poder lograr nuestro propósito y alcanzar un destino eterno, con Dios y en Dios por la eternidad.


 

La Conciencia Espiritual

 

 

Cuando el Espíritu de verdad venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado por cuanto no conocen a Dios ni creen en su palabra, de justicia, por cuanto Jesús ha pagado por nuestros pecados y no lo vemos más. Y de juicio por cuanto el príncipe de este mundo ha sido vencido, al comprender el verdadero significado del sacrificio de Jesús, ya que al morir al pecado, nuestro espíritu va a resucitar; porque Jesucristo es la resurrección y la vida, y si Cristo no resucito de entre los muertos, nuestro espíritu sigue muerto y nuestra fe es vana pues seguimos en nuestros pecados.

 

El alma nos identifica como individuos en nuestro propio razonamiento y está construida de igual forma en todos los seres humanos, pero de la totalidad del Ser, sólo se tiene conciencia de una pequeña parte de su superficie, en esta conciencia se encuentra el ego que es el yo quiero, es la imagen de quien somos, en donde se encuentra el libre albedrío, que determina de acuerdo a la escala de valores si vamos a escuchar lo que nos dicta la Conciencia Espiritual a través de los sentimientos; esta conciencia es la parte intuitiva de la psique, que nos dice si lo que hacemos está bien o mal para protegernos espiritualmente de nosotros mismos, lo que la Biblia menciona como pecado, ya que la conciencia como también se menciona es la voz de Dios, que como ya explicamos mientras no conozcamos nuestro propio espíritu, que es el mismo Espíritu de Dios, nuestro espíritu de acuerdo a los principios que lo determinan nos acusara o excusara en nuestra toma de decisiones aunque no lo entendamos.

 

En el conocimiento de Dios está la fortaleza para vencer la incertidumbre y el temor, para transformar el ánimo en nuestro beneficio, porque es la parte del alma que nos sujeta a lo esencial, a lo absoluto... al Creador, pero por desconocerlo es el ego en los individuos el que es exaltado por la soberbia cultural del poder y la fama, dejando de intuir lo que la conciencia espiritual nos quiere decir, sin embargo aun cuando desconocemos el significado de las percepciones espirituales nos siguen llamando la atención respecto a tal o cual cosa que hacemos, cayendo en estados psicológicos alterados que se manifiestan desde la depresión, el rencor y la amargura, hasta la alegría desmedida, el exceso de placer o la mucha comida y de forma subconsciente a través de los sueños, Porque tratamos de canalizar nuestros sentimientos sin saber cómo hacerlo, sin poder entender su verdadero propósito y significado, porque independientemente del entendimiento que podamos tener del origen y significado de las sensaciones, la percepción de las mismas produce un conocimiento empírico que afecta nuestro comportamiento aun sin tener una explicación para justificarlo.

 

Todas las enfermedades psicológicas tienen un origen espiritual, inclusive las que tienen su origen en un desorden biológico, por todo aquello que por su efecto nos hace sentir, porque va en contra de nuestra esencia y es precisamente la conciencia espiritual por medio de los sentimientos, la que nos dicta independientemente de las normas sociales o culturales el camino por el cual nos podemos conducir para dejar de sufrir.

 

Podemos controlar la influencia del ego en nuestra escala de valores y ser más intuitivos, sabiendo que no solamente nos afecta lo que pasa afuera de nosotros, sino que más profundamente somos afectados si no escuchamos lo que la conciencia espiritual nos tiene que decir, ya que por medio de entender las intenciones del Espíritu, podemos sujetar a nuestra voluntad de manera, inteligente, profunda, extensa y precisa, que nos guie por el camino del bien y la verdad, reconociendo sin equívoco lo que está mal, porque esta conciencia es la herramienta que el alma tiene para conocer a Dios y lo que quiere de nosotros, que es nuestra redención.

 

Es innegable que hacer caso de lo que dicta el Espíritu, nos hará sentir bien, pero la razón de esa sensación no es superflua e insignificante, porque la verdadera razón por la que existe ese Espíritu en nosotros, es que pase a ser en nosotros nuestro propio Ser, porque conocer fehacientemente a Dios, fundamenta la concepción de nuestro Espíritu en el alma, y es la prueba incontrovertible de nuestra esperanza, al tener la vida espiritual que es trascendente y eterna; esto sólo demuestra que nuestra razón de ser, es que seamos hijos del único Dios verdadero, del Dios absoluto y eterno, que es quien nos creó y nos engendra para ser realmente sus hijos.

 


 

Enunciados Espirituales

 

 

El Bien Y El Mal

 

 

Dios mismo nos habla diciendo: Vivo yo, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva, volveos de vuestros malos caminos; ¿Por qué moriréis, o casa de Israel? Por tanto arrepiéntanse y sean santos, porque sin santidad, nadie conocerá a Dios. Vivo yo dice Jehová que no quiero que nadie se pierda, sino que todos me conozcan para que sean la nueva casa de Israel, la nueva Jerusalén.

 

"Malo es aquello que se hace con mala intención". Define Kant el filósofo. Nadie como él estuvo tan acertado al definir al mal con ese razonamiento; sin embargo al no estar definido el contexto en el que se desarrolla y se aplica, los filósofos que le sucedieron consideraron al mal como parte de la moral, como algo que se define culturalmente, pero que no se podía generalizar, porque la intención se desvirtuó al considerarla parte del pensamiento y no del espíritu; ya que como la moral es obra de la razón, es distinta para cada individuo, así que dependiendo de la educación, serán los principios y valores que se van a manifestar; por lo que dedujeron equivocadamente, “que si las intenciones son decisiones de orden intelectual, se regularán por la moral que rija a la sociedad y a los individuos”, si permite la drogadicción, la prostitución, la homosexualidad, la mentira, la promiscuidad, la violencia, la discriminación... estará bien, siempre y cuando se haga dentro de los cánones que la moral dicta, ya que consideraron que se harían con buena “intención"; cuando la intención es espiritual, independiente de la razón y para ejemplo tenemos muchos males que se aprueban moral y legalmente, aun sabiendo que hacen mal.

 

a)       La intención pertenece al espíritu, no es parte del alma.

b)       El espíritu de Dios nos guía por caminos de justicia porque es absoluto, pero el espíritu de las cosas relativas está muerto no hay vida en ellas.

c)       El cuerpo no es ni bueno ni malo, es instrumento del alma para expresar nuestras intenciones.

d)       El alma es instrumento del espíritu, en el que se encuentran las intenciones, porque el alma es buena o mala dependiendo del espíritu al que sirva, si sirve al cuerpo y lucha por las cosas materiales, el espíritu al que sirve está muerto y hará el mal, si sirve al amor y la verdad estará sirviendo al Espíritu de Dios; por lo que es indispensable conocer a Dios, para entender el bien y el mal de forma absoluta.

 

La ley sufre cambios, porque la moral se transforma junto con las circunstancias, porque no ha tenido principios absolutos en que se fundamente; pero existen principios, que sólo tenemos que descubrir y comprender para poder fundamentar a la justicia y aplicarla de forma universal, de modo que se comprenda, que el Bien y el Mal son términos de orden espiritual y con este entendimiento, el libre albedrío sirva para discernir lo que es bueno y lo que es malo, comprendiendo que el Bien esté por encima de la ley y el Mal por debajo del castigo.

 

Hay que dejar de usar la ley para maldecir, para juzgar y humillar a los demás, y entender que el pecado no es el que otros nos hacen, sino el que nosotros nos hacemos al hacer algo que va en contra de nuestra propia conciencia espiritual; para sentir misericordia del que ha pecado, y paguemos el mal con el bien para su beneficio, porque en el ejemplo esta nuestro testimonio, paguemos el mal con el bien, con toda paciencia, sabiendo que el Espíritu de verdad guiará a toda verdad a esa alma en pena; porque ya están siendo juzgados en sus propias conciencias, por sus propias decisiones, y ya sufren la condena de su pecado al estar separados de Dios y al haber sido destituidos de la gloria venidera; no menosprecien la gracia de Dios, no pueden ser juez y parte, “porque si Dios les dijere que son justos y de cierto vivirán, si confiados en su justicia hicieran iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirán por la iniquidad que hicieron”.

 

“No juzgues para que no seas juzgado, no condenes para que no seas condenado, o no sabes tú que juzgas, que en aquello que juzgas te condenas a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo”; “la fe que tú tienes tenla para contigo mismo delante de Dios, bien aventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba, mas el que duda al respecto y aun así lo hace, es condenado, porque no lo hace con fe, porque todo lo que no proviene de fe es pecado”; la suposición es la que da cabida a la duda, despertemos, dejemos de soñar con Dios y con un destino glorioso; despertemos y entendamos la verdad de la vida espiritual, para dejar de condenar a otros por nuestra desesperanza.

 

Al conocer la verdad, el Espíritu de verdad nos guiará a toda verdad, por lo que es nuestra responsabilidad el advertir sin condenar; porque si por nuestro testimonio, Dios le dice al impío, de cierto morirás: “si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia. Si el impío restituyera la prenda, devolviera lo que hubiera robado, y caminara en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá”. Porque la verdad de las palabras, y el testimonio de la misericordia y la esperanza, sirve como instrumento de justicia, para revelar el misterio de su muerte espiritual y la resurrección espiritual a la que pueden aspirar, para que esas almas perdidas en su maldad, entiendan que Dios no quiere su muerte, sino su redención.

 

Fuimos concebidos con el propósito de llegar a ser como es Dios, pero Dios no es hombre para que mienta, por lo que tenemos que ser más que hombres, espíritus vivientes, hijos de Dios; porque sólo Dios es bueno y si esto es cierto (que lo es), el hombre es siervo del bien o esclavo del mal; siervo de la luz, el amor y la verdad, que es Dios; o esclavos de las tinieblas, el odio y la mentira, que es el demonio que habita en el alma sin Dios; pero si alcanzamos la plena conciencia de lo que es bueno y lo que es malo; entonces ya no somos siervos, somos más que siervos, porque el siervo hace la voluntad de otro, mas el hijo hace la voluntad de su padre porque es su voluntad; dejemos de ser hombres sin esperanza y transformémonos en hijos de Dios, lo que podemos y tenemos que llegar a ser, para cumplir con nuestro propósito y alcanzar nuestro destino eterno, con Dios y en Dios por la eternidad, como hijos legítimos de Dios haciendo el bien, por medio del conocimiento, “porque en la casa de mi padre hay muchas habitaciones”, para todos los que nazcamos a la luz, la verdad y la vida.

 

La intención pertenece al espíritu y está implícita en todas las cosas que existen y en las que hacemos; la intención al crear hombres y mujeres fue la de reproducir la relación entre el espíritu y el alma, y la responsabilidad compartida, con el beneficio de las libertades que conlleva esta unión, porque se hace conforme a lo que es justo; pero si se transgrede su esencia, no se puede considerar buena una relación por más satisfactoria y placentera que esta sea, porque lo bueno y lo malo no depende de la moral, porque se define en el espíritu, de manera que si se transgrede la esencia de las cosas, se transgrede la verdad con que se hicieron y se convierte en un acto malo en esencia, la intención al diferenciar sexualmente a hombres y mujeres fue para que no hubiera duda en este sentido, corromper esta intención es hacer algo malo, porque así está establecido de manera universal y absoluta en el Espíritu. También las relaciones que se desarrollan basándose en mentiras, son esencialmente malas, porque la verdad y la mentira como el bien y el mal, son de carácter espiritual, la verdad es esencialmente buena y la mentira es esencialmente mala; por lo que los que practican algo malo, se van a sentir mal en sus sentimientos, con culpa, angustia y aflicción, engendrando el odio y el rencor, que son nuestro propio demonio.

 

Todas las muestras de auto justificación, por elocuentes, sencillas y sinceras, tienen como fin la búsqueda de la aprobación moral de los demás, para tratar de hacer que su mal parezca bueno; bien y mal son el conflicto que la razón no puede resolver sin conocer a Dios, para poder definir lo que es bueno y lo que es malo de manera correcta y satisfactoria; porque si son una concepción del hombre como se menciona, es imposible que algo sea bueno o malo, simplemente es un concepto más de la razón; pero como sí existe realmente un contexto en el que se le define, ajeno a nuestra voluntad y lo podemos conocer; entonces podemos reconocer que el mundo entero está sumido en la maldad, por la ignorancia; en una ceguera espiritual que no le permite ver el mal en el que está y del que es esclavo.

 

Reflexionar en lo que es bueno es un acto indispensable del sentido común, porque muchas veces escogemos lo malo guiados por el egoísmo, creyendo que es lo que nos conviene por la escala de valores que nos ha sido inculcada por nuestra cultura, condenándonos en nuestras propias convicciones, porque aun sabiendo que el destino de nuestros actos es la culpa y la condena en nuestra propia conciencia, preferimos omitir su consejo en un acto irreflexivo e irresponsable, no olvidemos que la conciencia es la voz de Dios, y conocemos eso que sentimos de una forma elemental.

 

Reflexionemos en la intención desde sus orígenes, ¿lo que hacemos es esencialmente bueno o es malo, nos provocara como fruto paz y gozo, o tendrá como resultado la culpa y la angustia? No busquemos culpables, si la intención proviene del espíritu, el culpable es el espíritu del mal al que seguimos, pero el castigo cae sobre nosotros y nada ganamos con culparlo, porque ese espíritu es nuestro espíritu muerto, y buscamos conseguir la gloria por las cosas relativas porque no tenemos esperanza; pero estaría vivo, si tenemos al Espíritu de Dios, latiendo en nuestro corazón, porque aunque somos engañados por la ignorancia del mundo, tenemos la conciencia que nos advierte de nuestros actos, lo que de verdad sirve para romper las cadenas que nos atan a la muerte, porque al entender lo que nos dicta nuestro corazón, y estar conscientes de lo que es bueno por medio del conocimiento, haremos lo bueno sabiendo que la vida eterna y la paz son la recompensa de nuestras decisiones, fruto de un alma renovada en la inteligencia de saber su propósito y destino eterno, y entender a su propio Espíritu, vivo ahora como hijos de Dios.

 

Es necesario que comprendamos esta lucha espiritual entre lo bueno y lo malo en la que el hombre está inmerso, comprendamos el daño que nos provocamos a nosotros mismos y a todos los que nos rodean, reconozcamos las consecuencias de nuestros actos al ser instrumentos del mal, entendamos porque nos hemos comportado como bestias sin esperanza, y cambiemos con el entendimiento, reflexionando en la esencia de las cosas en nuestra toma de decisiones, considerando la esperanza y la vida que podemos alcanzar, venciendo al mal, al pecado y a la muerte; sabiendo que somos más que vencedores porque tenemos al absoluto y eterno Dios “todo poderoso”, peleando con nosotros y por nosotros, porque ¿Si Dios conmigo, quién contra nosotros?

 

 

 


 

El Amor

 

 

El amor es la esencia de la vida, el verbo que da origen a toda la creación, es el poder de Dios, y se puede manifestar en cada uno de nosotros, para darnos el poder de superar las penas con valor y voluntad, venciendo el miedo, capaz de controlar la angustia y la agresividad con toda paciencia, mansedumbre y templanza, porque es el poder más grande del Universo, la única arma conocida para vencer al tirano, cobarde y mentiroso, al asesino, necio e ignorante, al depredador del hombre, que es... el hombre mismo; porque el hombre al no tener esperanza, se frustra, se acompleja y se trauma, lo que provoca una ira incontenible, que no es más que un reflejo de nuestra cultura y de sus vanos valores e ideales, eso es lo que nos han heredado ira y desesperanza; pero el amor es la manifestación de Dios, siendo evidente en todas las cosas hechas desde la fundación del mundo, es la fuente de la sabiduría, la inteligencia misma, nuestro origen, y el propósito de la humanidad; descubrirlo, conocerlo y disfrutarlo, es el placer y la emoción de la maravillosa esencia de vivir la vida, estando al alcance del humilde, del sencillo, del sincero, sin más obra que su fe y ahora por medio del conocimiento al alcance de todos, porque Dios es amor y verdad, y nuestro propósito en esta mundo es conocer a Dios, entender su amor y su verdad, para ser transformados y alcanzar el propósito por el que Dios nos creó, que es ser su hijos; “porque tanto amo Dios al mundo que aun estando destituidos de la gloria venidera por nuestros pecados, Dios mandó a su hijo, Cristo, nuestro espíritu, para que vivamos por él”, para que al conocerlo venzamos al pecado y a la muerte.

 

El amor como el odio es espíritu, lo sentimos con los sentimientos no con las emociones, pero equivocadamente mucha gente lo considera sujeto a nuestra voluntad y a nuestra emotividad, pero si a los sentimientos les quitamos la carga emotiva, que en el odio seria toda la ira, el enojo y los deseos que se provocan en nosotros, como el de venganza; si quitamos esas emociones, solo quedaría la indiferencia que el odio causa, porque los sentimientos no solamente producen emociones, sino también otros sentimientos, como angustia, amargura, soledad y una inmensa tristeza. El odio es mucho más que el enojo, es la destrucción del amor propio, del amor a los demás y del amor a Dios.

 

¿Cuáles son las intenciones? ¿Cuáles las motivaciones? Así como el amor crea y edifica, el odio degenera y destruye, detrás de nuestras emociones hay toda una carga sentimental intencional, que nos distingue y nos da a conocer el espíritu, la esencia, con la que actuamos. Amar es la esencia misma de la vida, no la apariencia de las cosas; amar al prójimo es amar en esencia, no por su apariencia; amar no es un deseo, es amar al amigo y al enemigo, porque el amor no hace distinción de personas; fuimos creados por amor, para amar, no para odiar. El instinto es físico, desear o querer es filial, es del alma, pero amar es espiritual. El Espíritu de Dios, es el Espíritu de la creación, y ese Espíritu es el amor y la vida, el propósito por el que nos creó es engendrar su amor en nosotros, ser amados por Él y amar como Él nos ama, convirtiendo al cuerpo en el recipiente que contenga ese amor, templo del Espíritu mismo del Creador, por un tiempo, en el cual después de haber entendido, seamos trasformados dejando la semilla que nos vio nacer.

 

El amor recrea un ambiente agradable y perfecto, lleno de paz, distinto al que se obtiene por obligación o compromiso, que vendría a ser una forma de odio, porque el amor aunque compromete no es compromiso y aunque obliga no es carga, por esto deducimos que fuimos creados por amor, porque por odio simplemente no podríamos haber sido creados, y si hay algunos que piensan que nacieron para sufrir y para odiar, es que se han separado del Espíritu con el que fueron creados, porque el amor no hace acepción de personas, es el hombre que en su egoísmo y envidia, destruye el verdadero propósito de la creación.

 

El amor es el Espíritu del Creador, pero si se desconoce a Dios. ¿Cómo es posible considerarlo en la toma de decisiones? Por esta falta de conocimiento el instinto y el egoísmo han llenado de odio el corazón de la humanidad, separándonos del amor, la paz y el gozo, fruto del Espíritu, la verdadera razón de toda existencia. El amor es bondadoso y bueno, es tranquilo y sereno, produce una fe inquebrantable en el que lo realiza; “en el amor, no hay temor, porque el temor lleva es en sí castigo, en donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor”; “Dios es amor y el que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en él”, porque Fuimos creados por el amor de Dios para vivir en amor, no en temor.

 

En el alma se generan los deseos, el yo quiero, que se confunde con el amor, por tener un concepto limitado de lo que significa; querer es egoísta, hace acepción de personas, busca lo propio; querer a mi mamá, a mi esposa, a mis amigos, o a un abrigo, no es amar. En cambio “el amor no hace acepción de personas, es sufrido, es benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”. Con los sentimientos conocemos el amor que no es instinto, ni es sexo, ni deseo, con el alma deseamos, queremos, pero definitivamente el deseo no es amor y el instinto tampoco.

 

El amor no es una decisión, querer si lo es, podemos desear y amar, pero no podemos amar por desearlo; decir que el amor es una decisión es como decir que Dios es una decisión, porque Dios es espíritu y el espíritu de Dios es amor, y no depende de nuestros deseos, porque si no somos dignos de amar simplemente no podemos hacerlo; se puede querer y odiar al mismo tiempo, como sucede en muchas relaciones humanas auto destructivas, se quieren, se desean, se necesitan, pero se odian, se desprecian y se usan sin amor. También se puede querer y amar al mismo tiempo, haciendo de nuestras relaciones humanas lo que pueden ser, algo hermoso; pero no podemos amar y odiar al mismo tiempo.

 

Si nosotros usáramos nuestra razón, para entender el amor, para ser ese amor y servir al amor y la verdad, no seríamos infelices, no odiaríamos, no nos aburriríamos, no tendríamos vicios, amaríamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, porque el alma tiene su parte trascendente, su parte creativa, tiene la semejanza de Dios, y si no perdiéramos su imagen condenando a nuestras almas, entonces seriamos como Él es, amando en espíritu y en verdad; arrepiéntanse de sus malos caminos y vengan de toda esa confusión, de esas tinieblas que no los dejan ver la luz de Dios, y acérquense a Dios por medio de la verdad, que es la luz que le da entendimiento a sus almas en pena; arrepiéntanse de corazón para que entiendan, porque un corazón contrito y humillado Dios no despreciará jamás.

 

Si establecemos nuestra escala de valores basándonos en principios espirituales, estos serán absolutos, inmutables, permanentes y nuestra felicidad no dependerá de las circunstancias, sino permanecerá a lo largo de nuestra vida en el mundo, y por toda la eternidad; porque el amor es la inagotable fuente de la felicidad y tiene el poder de Dios para la salvación y la vida eterna, es lo más hermoso que podemos conocer, único medio para la recreación del alma, esencia de la vida, la vida misma, con el que podemos todo, pero sin el que nada somos, reconozcamos por el conocimiento de Dios, el amor que es la esencia misma de la vida.

 

 

 


 

La Felicidad

 

 

¿Qué es lo único que verdaderamente nos hace disfrutar todas las cosas que podemos tener en esta vida, lo único que le da verdadera razón a nuestras vidas? Es que cumplamos con nuestra razón de ser y de existir, siendo hijos de Dios y eso es lo único que efectivamente puede darnos la "Felicidad".

 

- "Cuan maravillosa es la paz que me consume y el gozo de hacer lo que siempre hago, cuan maravillosa la rutina y la experiencia nueva, todo el que hacer me es placentero porque soy feliz". –

 

¿Cuántas veces escuchamos que lo que realmente importa en la vida es ser feliz? ¿Cuántas veces confundimos la felicidad con la alegría, suponiendo que es más feliz quien el más alegre y no es así? La felicidad es la paz y el gozo, no es un rato de chistes, no es una borrachera para callar a la conciencia y borrar las inhibiciones; es en medio de cualquier circunstancia, poder tener la conciencia tranquila, disfrutando de la vida, esa es la verdadera felicidad.

 

Se olvidó que nuestro estado natural es ser felices, sin culpa, sin odio ni rencor, sin complejos, sin traumas ni frustraciones, niños inocentes; fuimos así, pero se olvidó, por la ignorancia, por el agravio sufrido, por el dogma aprehendido, por el trauma de una vida sin esperanza y por el pecado. No heredamos la verdad y la vida, fuimos juzgados antes de pecar, y pecamos antes de entender, y el sacrificio de Jesús fue vituperado y usado como un chantaje moral, para el sometimiento de nuestra voluntad. No hay quien haga lo bueno, no hay justo, ni aun uno, y la alegría solo es el pretexto de la lujuria y la perversión. ¿Cuál felicidad?

 

Rencontremos la felicidad cumpliendo con nuestro propósito, siendo hijos de Dios, amando, entendiendo la profundidad de su significado, porque tanto amo Dios al mundo, que siendo pecadores y estando destituidos de la gloria venidera, nos entregó a Jesucristo, su Hijo, en sacrificio vivo para que vivamos por él; porque el amor es el que contiene la verdadera felicidad y es amando como se encuentra.

 

El erotismo y el deseo, no son pecado son sólo placer y vanidad, pero el amor es el espíritu que les da cause y sentido, para que el sexo sea motivo de felicidad; si podemos sujetar nuestros deseos a lo que nos hace felices, no necesitaremos enclaustrarnos; si sujetamos nuestros deseos no necesitamos todas las cosas, ni el mejor cuerpo, ni títulos, solo necesitamos actuar considerando lo que sentimos, haciendo por amor lo que redunda en paz y gozo, lo mismo que por odio nos hace solamente daño, angustiando y afligiendo nuestro espíritu.

 

La felicidad, no es consecuencia de la sugestión, ni del engaño, es un estado espiritual, que solo con amor y verdad se puede alcanzar, fuimos creados con el propósito de gozar de todo lo que ha sido hecho para nuestra recreación, amando, aprendiendo a ser como es Dios, conquistando en si el verdadero propósito de nuestra vida.

 

- "Cuan maravillosa es la paz que me consume y el gozo de hacer lo que siempre hago, cuan maravillosa la rutina y la experiencia nueva, todo el que hacer me es placentero porque soy feliz". –

 

 

 


 

La Verdad

 

 

Dios es la verdad y la vida, y conocerlo es conocer la verdad que nos libra del pecado y de la muerte. Estas cosas hablo Cristo Jesús en alegorías; ésta es la hora cuando ya no nos habla en alegorías, sino que claramente nos anuncia acerca del Padre, pues el Padre mismo nos ama y nos revela su misterio para que lo conozcamos, porque el continuo clamor de las criaturas espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, para que la gracia de Dios reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo.

 

Verdad es lo contrario mentira, la verdad es cierta, correcta y comprobable, pero se tienen que definir los parámetros para que la verdad se compruebe, la ciencia necesita establecerlos para deducir sus leyes, y de la misma manera que en los planos físicos, también es necesario establecerlos en los planos mentales y espirituales, para deducir sus verdades. Si definimos una verdad en un plano relativo, nuestra verdad es relativa, si la definimos en un plano absoluto, la verdad es absoluta. Si definimos una verdad espiritual, es absoluta, porque el espíritu es absoluto y trascendente, trascendiendo a lo mental y lo físico porque los abarca; la verdad es lo real de cada plano de nuestra conciencia, al conocerla entendemos lo que somos en la realidad, pero negarla es consentir la mentira, justificando nuestras dudas y temores, y no hay justificación para esto, porque la realidad es evidente; por esto cuando matamos a nuestro espíritu no podemos justificarnos por la ignorancia, porque no hay justificación, puesto que sentimos al pecado en nuestra conciencia y simplemente no podemos vivir espiritualmente en el pecado, que no los engañen, el que diga que, el que no peca hace mentiroso a Dios, sólo está tratando de justificar su pecado, eso es una mentira, porque en verdad lo que está escrito es que, el que diga que no ha pecado hace mentiroso a Dios; por lo que sabiendo que hemos pecado, podemos arrepentirnos y ser perdonados para no pecar más y vivir en espíritu y verdad eternamente.

 

Consideremos el alcance de la verdad en los tres planos de la realidad: la verdad física se da en el momento en que suceden los acontecimientos, a estos los valida el alma en su realidad atemporal; aunque en el alma existen independientemente realidades que son mentiras en lo material y en lo espiritual, porque el alma puede ser engañada (los hipocondriacos aseguran que están enfermos y lo están, pero en su mente no en su cuerpo), de igual manera existen miles de manifestaciones en las que se asegura sucedió algo en la realidad, cuando en verdad solo ocurrió en su imaginación, en la realidad de su alma, aunque esa realidad sea sólo ficción, porque no es real para los demás a menos que los demás sean sugestionados, engañados por sus fantasías y sus miedos; la verdad espiritual por su parte es esencial y es válida en cualquiera de los planos en que se desarrolle, como por ejemplo el amor o el odio, no importa de qué manera se manifieste, es una verdad trascendental que no se puede negar. El problema es que al sentir al espíritu si no lo entendemos, la mente es engañada por la imaginación, antes no sabían lo que eran las estrellas y el firmamento, hoy sabemos a ciencia cierta lo que significan, y notamos toda la imaginación que se desprendió de su ignorancia; entendamos ahora, la verdad que asiste a este descubrimiento científico, para dejar de imaginar, y entendamos la realidad de Dios.

 

La verdad espiritual es el instrumento que la razón tiene para que pueda comprender con certeza el qué, cómo, cuándo, dónde, porqué y para qué de nuestros actos, para decidir correctamente qué vamos a hacer; en este tiempo casi toda la población padece, padeció o padecerá de alguna enfermedad mental que no le permita ser feliz en realidad, lo que demuestra que muy pocos están disfrutando de la vida, porque tarde o temprano la frustración, el trauma y el complejo que producen la duda, el miedo y el pecado, terminaran por enfermar la mente, esta información nos sirve para reflexionar en lo que el conocimiento de la verdad espiritual puede lograr, que es la verdadera libertad, pero ¿cómo vamos a conocer la verdad si no hay quien nos la explique, para que la verdad no haga libres? Tiene que haber quién nos lo explique, para deducir correctamente lo que es cierto en cualquier plano de la existencia; por lo que es nuestra responsabilidad escudriñar la palabra de verdad, aprehender y comunicar con toda paciencia y constancia la verdad de Dios, porque Dios es espíritu y es verdad; y pedirle a Dios que tenga misericordia y prepare el corazón del hombre para que entiendan, y trascienda la verdad en nuestra realidad y en nuestra vida.

 

Conozcamos la verdad y desechemos la mentira, desatemos la venda de nuestros ojos, y ayudemos a quitar las cadenas del entendimiento en los demás, por medio de la verdad, evidente manifestación de la vida en los que somos hijos de Dios, reflexionemos de la forma más sencilla, con el uso del sentido común para descubrir y reconocer lo que se ha establecido; logrando por medio de la verdadera fe, la paz y el gozo permanentes, que nos da la seguridad de la certeza de nuestras convicciones, seamos los creadores del destino de la humanidad, cambiando nuestra cultura, así el destino puede ser reformado por los que conocen la verdad, no dejemos que los demás sean arrastrados por la fuerza y el poder de la ignorancia... compartamos el conocimiento de Dios y Dios mismo nos guiara a toda verdad.


 

La Fe

 

 

¿Cuántos confunden la fe con el dogma? La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, es certeza y certidumbre, no da lugar a dudas; lo que nos da a entender que la fe de muchos, son dogma sin entendimiento. Para tener fe se necesita el fundamento y la certeza aunque no se vea, porque lo que se conoce no es lo que se ve, es lo que se entiende, por lo que era indispensable resolver el misterio de Dios, para que al entender su existencia, podamos entender la nuestra; porque Dios es el fundamento de todo lo que aquí explico, si no existe Dios, todo lo demás es pura retórica, pura sugestión sin fundamento, por lo que tenemos que entender a Dios como el más elemental de los conceptos, para que sea el fundamento de toda nuestra fe, (la piedra del ángulo que desecharon los edificadores de nuestra cultura).

 

Cuando existe verdadera fe en Dios por pequeña que esta sea, puede crecer hasta convencer al alma de pecado, de justicia y de juicio, porque la fe es como la semilla de mostaza, la más pequeña de las semillas, pero es capaz de crecer como el árbol más grande, capaz de cubrir con su sombra a muchos, así el entendimiento de Dios, empieza con la más elemental de las ideas, que es la certeza de su existencia, para ir construyendo en el alma la realidad en la que estamos inmersos; una realidad que es trascendente y eterna, y para la cual necesitamos un Dios real, absoluto y trascendente al que nos podamos sujetar; dejen de soñar con un destino incierto, y aférrense a la verdad y la vida que sólo en Dios podemos encontrar.

 

Muchas veces hacemos algo cierto y verdadero sin estar convencidos de ello, lo hacemos por costumbre o porque alguien así lo hiso y eso es un dogma; también nos podemos encontrar creyendo algo de lo que estemos convencidos aunque no sea cierto, lo que podemos considerar como un engaño de nuestra cultura por nuestra ignorancia; por eso es necesario demostrar para fundamentar al razonamiento, porque la diferencia entre la fe y el dogma, es la convicción y la certidumbre, es un acto en el que estamos convencidos y sabemos que es cierto, porque necesita ser cierto para que obre en fe, para que no sea la obediencia ciega, sino la verdadera convicción la que nos guie; la fe es indispensable para conocer a Dios, porque aunque lo sentimos, sin fe no lo entendemos; para que entendiendo lo que nos dicta en nuestra propia conciencia, el Espíritu de verdad nos guíe a toda verdad.

 

Cuando hacemos conciencia de nuestros actos y reflexionamos en las causa de los mismos, nos damos cuenta de que actuamos en función de dogmas y mentiras, porque son los que habitan en nuestra alma, si revalorizamos el conocimiento conforme a la fe, entendiendo lo qué somos física, mental y espiritualmente, comprobaremos cuales son los actos de vida, y cuales los que nos condenan, para que convencidos, sepamos que nuestras motivaciones son correctas y fundamentemos el que hacer de todo lo que hacemos, en un acto de fe que nos guíe a la verdad, y si estamos equivocados al arrepentimiento; no se nos olvide que toda adivinación es mentira, aunque ocurra lo que se predijo, para que entendamos que todo lo que no proviene de fe es pecado.

 

“Hay gente que come carne y hay gente que come solo verduras, el que come no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come, porque sea que vivamos o que muramos del Señor somos. La fe que tú tienes tenla para contigo mismo delante de Dios, bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba, mas el que duda al respecto y lo hace es condenado, porque no lo hace con fe, porque todo lo que no proviene de fe es pecado.”

 

La fe es el acto cierto del que estamos convencidos. La fe es un fruto de espíritu no está sujeta a nuestra voluntad sino a nuestro entendimiento, para que así como el amor cuando lo conocemos lo podemos recrear, así la fe aumente conforme conozcamos y entendamos a Dios en un acto reflexivo.

 

 

 


 

La Libertad Y La Inocencia

 

 

La libertad, es el sentimiento que brinda seguridad y autoridad en el ejercicio de las actividades, decisiones y actitudes; es el ideal que hemos buscado desde que tenemos uso de razón, y esta búsqueda se manifiesta en las diferentes corrientes filosóficas y en las revoluciones y guerras, para tratar de sentirnos libres; pero a pesar de tanta búsqueda se han quedado sin la noción más importante para su realización, se han hecho irresponsables, porque hablar de libertad en función de sus alcances, sin conocer los principios en que se fundamenta, se sustenta y se realiza, es sembrar la codicia en los oyentes, pero fundamentar la libertad y promoverla de una forma responsable, es un acto necesario para los que así somos motivados.

 

La responsabilidad conforme se adquiere en el estudio, en el trabajo, en el matrimonio… se realiza con libertad siempre y cuando nos preparemos para ello, porque si se desconocen los límites, alcances y la forma correcta de realizar estas actividades, no seremos capaces de conducirnos correctamente; en cambio si conocen los alcances y los limites, de lo que se puede hacer y lo que no se puede y porqué, nos sentiremos confiados, sintiendo la sensación de libertad y de confianza, por realizar nuestras actividades correctamente; para lo cual es importante no sólo conocer lo que nos rodea, sino también lo que nos constituye, lo que nos forma en todos los ámbitos en los que podemos desarrollar nuestra existencia, lo que es conocerse a sí mismo, ya que conforme nos conocemos se perfeccionan nuestras capacidades; pero si desconocemos lo que somos, ¿Cómo podemos ser responsables de nosotros mismos? No se puede ser libre sin saber lo que se puede hacer, cuándo, dónde y porqué, es como la ceguera, te condena a ir dando tumbos sin poder medir las consecuencias; decidir al azar sin conocimiento, no es libertad.

 

La razón y la imaginación son un instrumento para aumentar el criterio, cuando por medio de la experiencia y la comunicación se adquieren conocimientos que ayudan a resolver problemas similares, la desventaja es que la información que se tiene para resolver los problemas espirituales no es la adecuada, porque no se había definido el contexto en el que se sustenta y se realiza, ya que el espíritu era el alma, obra de la razón; lo que nos condenaba a la locura, al no haber sustento en el que la razón, reconozca la verdad que asista a la realidad subjetiva del espíritu, complicando su entendimiento y dificultando su comprobación, lo que nos confundía y nos limitaba; es como una bruma que no nos permite ver la luz al final del camino.

 

Para discernir la información, es necesario el uso de principios que fundamenten el conocimiento y nos ayuden a encontrar la libertad, como ya observamos el bien y el mal son de carácter espiritual y la libertad espiritual se consigue al entender las consecuencias espirituales de nuestros actos, lo que verdaderamente los hace buenos o malos; para sentirnos libres en la conciencia del espíritu, hay que ser inocentes en la malicia pero sabios en el entendimiento, porque el principio de la sabiduría es aborrecer al mal; lo que podemos comprobar con el uso del sentido común que obra en la conciencia y con el entendimiento de su significado, porque sabemos cuando estamos haciendo algo bueno o malo porque nos acusa la conciencia, aunque no entendamos la razón por la que nos sentimos bien o mal, en paz o en angustia, pero el mal te hace culpable y la angustia no te permite sentirte libre; por lo que éste conocimiento puede conducirnos a la sabiduría y a la libertad; por eso está escrito: “busca primero el reino de Dios y su justicia y todo te será añadido”; Dios es amor y su reino está en el amor, pero el amor al que se refiere es “la justicia de Dios”, porque el amor que no hace acepción de personas, que no tiene envidia, que no se envanece, que no hace nada indebido, que no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad, porque en el amor no hay culpa ni angustia; en el amor no hay temor, porque el amor echa fuera el temor, donde el que teme lleva en sí castigo, porque no ha sido perfeccionado en el amor y ha sido presa de su incertidumbre por su ignorancia, por lo que es imprescindible el conocimiento del Espíritu, para encontrar la verdadera libertad, la libertad espiritual; la libertad de amar a Dios y aborrece el mal.

 

La libertad sin responsabilidad es libertinaje, la responsabilidad sin libertad es esclavitud. ¿Son responsables en sus relaciones humanas? ¿Están preparados para el desengaño, para el sexo, para el SIDA? ¿Para su trabajo, para su descanso? Son realmente libres de elegir lo que mejor les conviene, o no conocen lo suficiente para ser realmente libres; reflexionar sobre los actos, fundamentando nuestras decisiones con el conocimiento de Dios, nos da la posibilidad de alcanzar la libertad a la que somos llamados, a una limpia conciencia, a una perfecta paz, porque la libertad es un derecho que se alcanza con responsabilidad.

 

La libertad está ligada a la inocencia, pero existe una gran diferencia entre ser inocente y ser infantil; se le dice inocente a un niño, al que por la falta de conocimiento realiza experimentos, porque es más fuerte la curiosidad que el consejo o la explicación y no se le puede culpar a un niño de ser malo porque es inocente, aunque también ignorante, pero si se puede culpar a un padre de ser irresponsable; la inocencia es intención, es lo contrario de malicia, en cambio ser infantil es ser irresponsable, tomando actitudes de niño pero con intenciones preconcebidas. Dios es responsable de sus hijos, pero ¿Quién es su hijo?, ¿Quién lo ha conocido?, ¿Quién ha escuchado su voz y ha hecho caso de su consejo?

 

Si se considera la inocencia como la ausencia de malicia, no se le puede considerar inocente al ignorante, como tampoco se debe consentir a la ignorancia, porque para conservar la libertad y saberse libres, se debe conservar la inocencia incluso en medio de la malicia de los que nos rodean, lo que solo se consigue con el conocimiento de Dios, entendiendo lo que nos dicta en nuestra conciencia, por lo que debemos educar y ser educados para conocer la malicia sin ser maliciosos, porque ¿de qué les sirve la conciencia si esta solo para castigarnos? Pero que otro significado puede tener si no conocemos a Dios, por lo que muchos prefieren ignorarla y seguir practicando inconscientemente, masoquistamente, todos esos actos que nos hacen sentir culpables, los cuales no solo practican, sino también se complacen con los que los practican; para no sentir aparte, que son débiles y sin voluntad, justificando las debilidades como una cualidad natural del hombre, lo que sólo demuestra su ignorancia, su condena y su malicia.

 

Escudarse detrás de la inocencia para justificar la ignorancia o irresponsabilidad, es un acto cobarde; ser como niño no es ser tonto, es ser sin malicia, es que las intenciones no busquen el beneficio egoísta y el mal de otros, sino que conociendo los cargos de conciencia puedan decidir prudentemente, para sentirse como se sientes los niños... sin culpa. Es por eso que muchos recuerdan su infancia como la época en que vivían en paz, no es el recuerdo el que los hace sufrir, sino la malicia, las intenciones que culpan y condenan a los que las engendran porque son irresponsables, infantiles, justificándose, diciéndose niños sin serlo. La inocencia es un tesoro que no se debe perder y que se puede recuperar; es un tesoro que pueden conservar nuestros niños pero hay que dejar de confundir la ignorancia con la inocencia; compremos sin precio la felicidad, dejando de corromper las buenas intenciones con malos ejemplos, siendo el ejemplo para los que aún son inocentes y para los que van a recuperar la inocencia.

 

La libertad moral se encuentra en la inocencia, la responsabilidad en el conocimiento; el desarrollo de la infancia a la edad madura va ligada a un aumento de conocimiento y de responsabilidad, conservemos la inocencia en nuestras intenciones, valorando los sentimientos, para ser el ejemplo de libertad, de responsabilidad y de vida, que nuestra sociedad necesita, dando con esto el tesoro más valioso que podemos dar; dejen de ser víctimas de su propia maldad, enderecen sus caminos, para disfrutar de la vida con libertad y ser ejemplo y baluarte de la sociedad; reflexionando en las motivaciones, en los valores que nos han llevado desde el egoísmo hasta el genocidio; todos los que participamos en esta sociedad somos, o parte del problema o de la solución, ya que no son las frases célebres, sino los actos que diariamente practicamos, los que son ejemplo de las generaciones posteriores a la nuestra.

 

 

 


 

La Justicia

 

 

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria del Dios absoluto y eterno ha nacido sobre ti. Porque tinieblas cubren la tierra y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Tus hijos vendrán de lejos y tus hijas serán llevadas en brazos; entonces veras, y resplandecerás; se maravillara y ensanchara tu corazón, glorificare la casa de mi gloria, para traer tus hijos de lejos, sus obras de justicia y de misericordia con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al santo de Israel, que te ha glorificado.

 

La justicia no es lo mismo que la ley. La ley de Dios es justa, pero leyes son todas las normas y códigos, civiles o militares, que de acuerdo a los principios morales y éticos, de determinadas épocas y circunstancias dictan que actos son lícitos o no, (Porque aún matar es licito en ciertas circunstancias); por lo que la ley no necesariamente es justa, aun cuando se haya hecho con las mejores intenciones, y la hayan realizado los miembros más destacados de la sociedad, porque la ley de los hombres, se desarrolla dentro de un sistema económico, político y social, que favorece ciertos derechos o privilegios de algunos particulares, que no por el hecho de ser legales son justas y esto debido a que el sistema en el que se desarrollan estas leyes, se basan en las relaciones superficiales.

 

Nadie debe estar por encima de la justicia, porque hay muchos que obran por encima de la justicia y la ley de los hombres no los condena. Nadie está por encima de la ley, dictan las instituciones, porque no hay justicia, pero la justicia tiene en la conciencia de Dios, el yugo por el cual somos condenados cuando cometemos cualquier injusticia; aunque muchos dirán que no es así, que su conciencia está muy tranquila y que pueden cometer cualquier clase de injusticia, siempre y cuando el sistema apruebe su conducta; pero esto no es cierto, la conciencia siempre acusa o excusa nuestros actos, por lo que, lo que hacen para seguir cometiendo toda esa clase de injusticias es cauterizar sus efectos evadiendo a su conciencia, por medio de algún vicio, que mitigue su dolor, hasta llegar a la locura que es un suicidio mental que rompe con la realidad.

 

La injusticia proviene de la desesperanza de no poder trascender a esta vida, lo que les permite cometer atrocidades en favor de su egoísmo, al fin y al cabo para morir nacieron; pero al sincerarse consigo mismos y hacer conciencia de sus actos, su conciencia los acusa y los condena espiritualmente, porque la justicia es espiritual y es vigente en cualquier circunstancia, por encima de cualquier código moral o civil; recuperemos la esperanza para tener como baluarte a la justicia, para tener la conciencia tranquila, sabiendo que nuestros actos no nos condenan.

 

¿Pero que es Justicia? Justicia es en contra de lo que no hay ley, y aun cuando parece una contradicción no lo es, el que hace justicia es justo, pero no necesariamente el que cumple con la ley lo es, porque la justicia no depende del cumplimiento de la ley, sino del espíritu que motiva el cumplimiento de la misma, y no del cumplimiento de la ley de los hombres, sino de la ley de Dios, de la ley espiritual; porque el que hace la voluntad de Dios, agrada a Cristo, que es su propio espíritu y es aprobado por los hombres; ahora que vivimos en el tiempo de las leyes y las instituciones, promover la justicia, es promover la paz, porque si reflexionamos en la justicia nos daremos cuenta, que solamente el que ama incondicionalmente sin buscar lo propio, sin hacer acepción de personas, hace la voluntad de Dios y es justo, y sus obras son obras de justicia, que redundan en toda paz y gozo, a los que aman de ésta forma; porque el amor es el conjunto de todas las intenciones justas, y sí justifican a los que lo practican, porque el que ama cumple con la ley y con las intenciones de la justicia, ya que el que ama a Dios agrada a Cristo y es aprobado por los hombres.

 

Dentro de las instituciones de impartición de justicia están los jueces que interpretan e imparten la ley, aunque de una forma limitada porque no se ha fundamentado a la justicia, en el conocimiento de Dios. El amor es la justicia manifiesta y el perdón es la máxima justicia, porque para perdonar es necesario amar. Los jueces no pueden perdonar si somos encontrados culpables, pero Dios si nos puede perdonar si nos arrepentimos, porque nos ama, y nosotros si podemos perdonar si amamos, porque al hombre espiritual no le corresponde juzgar o condenar a los que cometen injusticias, sino mas bien cumplir la ley, trasformando las instituciones y las leyes cuando identifiquemos injusticias que por sus defectos han permitido, buscando el conocimiento de Dios y de su amor, para transformar la ley conforme a la justicia, cambiando el sistema de vida que tenemos si así fuera necesario. Una sociedad justa es obra de las instituciones, transformemos a las instituciones con el conocimiento de Dios y eduquemos a cada uno de sus miembros, para lograr una sociedad justa, formada por individuos que aman y hacen justicia.

 

Hay hombres que dictan leyes injustas, leyes que son imperfectas, leyes por las que debemos conducirnos en la sociedad, leyes que se ponen por encima de la justicia, con las que nos juzgan y condenan; cuando muchas de esas leyes buscan el beneficio de muy pocos en detrimento de la mayoría. Muchas de estas leyes fueron puestas por criterios particulares, y las predican como ciertas, universales y verdaderas, casi como si fueran leyes espirituales, corrompiendo y confundiendo al ser humano en su conciencia, porque estas leyes buscan juzgar y condenar a los demás e imponer su voluntad a través de la fuerza, lo que no sólo no los justifica en sus actos, sino que por el contrario los condena; no es lo mismo descubrir las leyes de Dios, que imponer las leyes de los hombres. Estas leyes no nos han enseñado a amarnos, a perdonarnos y a restaurarnos con amor, sino que además nos juzgan y nos condenan, hasta en las cosas más ridículas. Quien no ha sufrido a estos desgraciados, y por su testimonio todos hemos sido desgraciados e infelices; ellos son el reflejo de nuestra herencia cultural, de la ignorancia del hombre que no conoce a Dios; por lo cual todos tenemos que ser perdonados, para poner a la justicia por encima de la ley.

 

Sin embargo la ley de Dios se resume en dos mandamientos: amaras a Dios por sobre todas las cosas, y amaras a tu prójimo como a ti mismo; mandamientos en contra de los cuales no hay ley; sin embargo estos dos mandamientos se expresan en los diez mandamientos, mandamientos que sin haber obtenido la gracia del amor por el perdón de nuestros pecados, son imposibles de cumplir, porque mientras que no haya vida en el espíritu, vivimos para la carne, para sus deseos desordenados, porque no hay quien los ordene, por lo que se entiende que esas leyes fueron escritas para que el pecado sea evidente; sin embargo estos mandamientos no fueron puestos por criterio de hombre, es decir no son normas o leyes de conducta puestas por hombres, son la expresión de la ley de Dios, que expresa su naturaleza, la naturaleza de Dios; una ley que aunque no estuviera escrita en el papel seguiría dictando en el espíritu y en la conciencia del espíritu, leyes que fueron escritas, inspiradas por Dios, para que no hubiera ninguna duda del pecado; pero que ahora por el perdón y la resurrección de entre los muertos, puede ser nuestra nueva naturaleza.

 

Entendamos que las leyes espirituales rigen al universo espiritual y así como hubo quienes descubrieron las leyes físicas y las dieron a conocer, también hubo quienes descubrieron las leyes espirituales, porque la ley espiritual es poner en papel lo que está determinando en el Espíritu, y sabemos lo que en está determinado en el espíritu por lo que sentimos a través de la conciencia de Dios; ya sea por la culpa, o por lo que está escrito en el corazón de los que ya hemos sido redimidos, porque así es Dios, la ley espiritual nos muestra cómo es su naturaleza y como debe ser la nuestra.

 

Por lo tanto, es justo que les explique quien es Dios y quienes somos nosotros, para que nazca en nosotros un nuevo ser que sea justo, porque ha sido justificado por el sacrificio de Jesús, que sea bueno, porque Cristo vive en él, para que deje de ser hombre y sea transformado en la justicia de Dios, porque el amor y la justicia son espíritu, intención y esencia, para ser justos como hijos de Dios, no por convencionalismos sino por la paz, porque la paz es un bien invaluable que no se compra con dinero, es un bien espiritual que solo viviendo en el Espíritu podemos alcanzar.

 

 

 


 

La Vida y La Muerte

 

 

Jesús dijo, “el que nace una sola vez muere dos veces, pero el que nace dos veces muere una sola vez”. En el alma está el libre albedrio, está el yo, lo que nos hace ser individuos, y el alma vive para lo que conoce y entiende; por lo que si conocemos al cuerpo, vivimos para el cuerpo, pero si se desconoce al espíritu. ¿Cómo puede vivir el espíritu para el alma? Por lo que se necesita un nuevo nacimiento, en la conciencia, para que se manifieste la vida de forma distinta; porque si no nacemos al Espíritu, al morir no solo muere el cuerpo, también morimos para el espíritu por el que podríamos vivir para salvar el alma,  entendiendo que el espíritu que puede nacer en el hombre, es el mismo espíritu de Dios y ese Espíritu no puede morir.

 

El cuerpo vive cuando se concibe, nace, crece y se reproduce, en un ciclo de vida en el que envejece y muere, esta muerte es la más temida, porque no se entiende que es sólo una semilla, y no se entiende, porque no se conoce otra forma vida, una vida con la que tengamos esperanza, con la que tengamos conciencia de Dios y de la eternidad del espíritu; la existencia del cuerpo es relativa, muere y deja de estar constituido como tal (un vaso es vaso hasta el día que se rompe). El espíritu nace para vida eterna y paz, para destruir las cadenas que nos atan al pecado y a la muerte, pero es indispensable estar despiertos consientes en nuestros entendimientos de la realidad y la vida a la que podemos aspirar, por medio del espíritu, porque si no despertamos, seguiremos soñando, tratando de conseguir en la vida material, algo que sólo con “Cristo, nuestro espíritu”, podemos alcanzar.

 

La vida del alma se manifiesta en los tres planos de nuestra conciencia, la muerte física implica al alma, ya que al morir el cuerpo, muere el “yo” en lo que estaba unido al cuerpo. ¿Quién soy yo? ¿El cuerpo, que para morir nace o el espíritu, que nace para vida eterna y paz? Si yo soy ese cuerpo. ¿Qué esperanza tengo? Si yo soy el cuerpo, el alma muere sin esperanza, porque el cuerpo no tiene esperanza.

 

Analicemos el alma, cuando deja de estar consciente de su cuerpo, no hay conciencia de sus actos, vive el cuerpo en un estado vegetativo o muere, algo similar a lo que ocurre en el autismo, si se desconecta de su cuerpo, no vive más para él; cuando el alma evade la realidad porque le parece insoportable, trata por medio de las drogas o cualquier actividad que la enajene, evadirla para no estar consciente de ella, lo que es un vicio, es como un suicido mental, deja de vivir para sí misma en la realidad, esperando su muerte, porque no tiene esperanza, porque no consiguió lo que deseaba, porque se considera a sí misma inútil; pero esto es en realidad el reflejo de la muerte espiritual, que se manifiesta en el alma por los sentimientos, llenando el corazón de dolor y de amargura, dejando de sentir amor y paz, por estar separarnos de Dios, por el pecado. Con lo que podemos concluir que hay dos formas de muerte para el alma, la muerte física y la muerte espiritual, cuando no se puede hacer conciencia del cuerpo o del espíritu.

 

La Vida Y La Muerte Del Espíritu, manifiesta en los sentimientos:

 

Vida Espiritual

Muerte Espiritual

Amor

Odio

Paz

Angustia

Gozo

Aflicción

Bondad

Egoísmo

Benignidad

Malignidad

Mansedumbre

Agresividad

Templanza (valor y voluntad)

Cobardía (miedo y flaqueza)

Dominio propio (paciencia)

Inseguridad (desesperación)

Fe (consciente)

Dogma (inconsciente)

 

Podemos morir al espíritu mucho antes de que acabe la vida del cuerpo material y esa muerte espiritual, se siente efectivamente como un muerto en nosotros, no es un invento, no es una reacción aprendida como parte de la cultura, nuestro sufrimiento no es imaginario, en espíritu y verdad se sufre y se muere, por lo que es un verdadero martirio soportar a un cadáver que en esencia somos nosotros mismos; el uso de paliativos, de terapias sugestivas, de enervantes que nos ayuden a soportar ese sufrimiento, no resuelven el problema, porque tarde o temprano, o inclusive al borde de que el cuerpo muera, si no resolvimos nuestra muerte espiritual, sufriremos el infierno, en su propia conciencia, si es que hay conciencia de lo eterno, o habrá acabado su existencia, de cualquier forma es una vida perdida.

 

El cuerpo muere una sola vez, pero mientras viva hay esperanza de que la muerte espiritual sea cambiada en vida eterna, en otras palabras: si estamos muertos en espíritu podemos volver a vivir, mientras que vive el cuerpo hay esperanza de vida espiritual; si se vive con un vacío del corazón, Dios puede llenar ese vacío, pero si muere el cuerpo sin tener vida espiritual, ya no hay remedio, pero no debe de ser así, porque el cuerpo para morir nace pero el espíritu nace para vida eterna y paz. La muerte espiritual es el infierno, no necesitamos que muera el cuerpo para sentirlo, pero si muere el cuerpo sin vivir al espíritu ya no queda esperanza ni forma de alcanzar la vida espiritual.

 

Los que vivimos al Espíritu, los que vivimos a su amor, estamos en paz, confiados, esperando el tiempo en que librándonos de este cuerpo material, entremos en una nueva libertad espiritual. Sin embargo hay que entender que la vida a la que podemos aspirar es frágil y hay que cuidarla como lo único verdaderamente valioso e importante, porque Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados si nos arrepentimos, porque habíamos muerto al espíritu en la ignorancia; pero cuando ya hemos conocido la verdad y la vida, ¿Qué pretexto tendremos para Dios?; de cierto les digo que no hay pretexto, y nuestro destino sería sin duda terrible y sin misericordia, porque al tener conciencia de la eternidad, ¿Qué destino nos espera cuando pecamos consientes del daño que nos hacemos?. La responsabilidad de saber es muy grande, por lo que tenemos que esforzarnos para que eso que Dios ha sembrado, no se pierda; porque Dios es fiel y justo para terminar eso que ha empezado en nosotros, hasta que alcancemos la estatura del varón perfecto, pero es nuestra responsabilidad, velar con toda diligencia por la vida que hemos alcanzado.

 

La muerte espiritual, que en sí implica la muerte del alma, provoca en muchas ocasiones un suicidio del alma hacia sí misma en la locura, porque se comprende la depresión o el trauma que esa muerte provoca en el alma, como cuando el cuerpo sufre alguna enfermedad o algún trauma físico; pero si se desconoce al espíritu, no se comprende por qué el alma sufre, y el sufrimiento es tan serio que provoca la mayor parte de las enfermedades mentales, que son en realidad suicidios del alma, que en ocasiones se traducen en la muerte material; pero por el mismo desconocimiento, a muchas de estas enfermedades no se les reconoce como tales; los vicios también son enfermedades mentales, cadenas del alma, verdaderos pecados que se enseñorean de la voluntad y matan la conciencia de las gentes, que junto con el sadomasoquismo, la neurosis y tantas obsesiones, alucinaciones y otras, forman el espectro de los suicidios más conocidos pero menos explicados del alma.

 

Al alma no se le puede considerar independiente del espíritu, como tampoco se le puede considerar ajena al cuerpo, las tesis materialistas ven al cuerpo y al alma interdependientes, y todo lo observan de las glándulas hacia los comportamientos, cuando se podría considerar también que los comportamientos influyen en las glándulas, porque en realidad el cuerpo es una recreación del alma y no al revés, y es instrumento del alma; porque es de la esencia de donde surge el concepto, y es el concepto el que da forma a la apariencia; pero esto cambia cuando el cuerpo se convierte en tu Ser, porque ya no es tu instrumento, eres tú, y terminas por pervertir la esencia misma con la que fuiste creado. Es un hecho que las tres partes de nuestro ser influyen entre sí en el estado en que se encuentran, pero si conocemos lo espiritual, conoceremos el verdadero origen de los problemas y la verdadera respuesta para los mismos, con lo que el alma podrá superar cualquier crisis física, moral o existencial e inclusive tener una vida mejor en todos sentidos, porque en el conocimiento de lo trascendente se encierra el poder de lo absoluto en amor y verdad, y la vida eterna a la que podemos aspirar.

 

 

 

Fin de la segunda parte